Ya están disponibles en Netflix los seis primeros capítulos de la segunda y última temporada de Sandman, a finales de mes se estrenará el resto y esto será historia. La serie y este blog, pues cual Lucifer entregando la llave del infierno cuando acabe de ver y reseñar la serie, daré este blog por cerrado hasta nueva orden. Ya sabéis que la cosa está jodida con Neil Gaiman, y aunque eso no hará que deje de gustarme su obra, sí que me ha quitado las ganas de hablar de ella. Le deseo toda la suerte si es inocente, y que se pudra en la cárcel para siempre si las acusaciones vertidas sobre él son ciertas. Mientras tanto este inicio de la temporada final se centra, como no podía ser de otra manera, en Morfeo, dejando de lado todas las tramas secundarias (algunas se mencionan brevemente, porque tocan tangencialmente la principal) y los cuentos independientes, para ir al grano y así poder cerrar la serie con esta segunda temporada. El nivel se mantiene por todo lo alto, la serie tiene calidad y presupuesto, está hecha con mimo, buenas actuaciones y muy buenos efectos especiales para contarnos una historia de la que estoy y siempre estaré enamorado.